Conocer un lugar implica adentrarse en él fuera de los caminos trazados. Con un punto de prudencia y sentido de la orientación cruzar el monte campo a través es gratificante. Rara vez verás dos veces el mismo paisaje. Y excita el perdido sentido de vigilancia ante lo inesperado. Los ojos y los oídos se agudizan, la adrenalina sube un punto y las sorpresas suelen estar cerca.
Es cierto, se siente la vida.
ResponderEliminarVitalidad en la foto también.